AUTOBIOGRAFÍA

Mi nombre es Paloma Gallardo, tengo 24 años, de carácter rebelde, pensamiento altruista, mente retorcida y corazón puro.
Mi momento actual es de euforia, una alegría desenfrenada que poco a poco encuentra sus rumbos de catarsis y paz.

No me atrevo a definirme como una persona ni inteligente ni tonta, ni buena ni mala, tengo en mi la humanidad que el día a día me ha podido entregar y los pocos conocimientos que el tiempo y la frágil memoria me permiten retener.

En mi conocerán a dos personas, se turnan sin ritmo alguno, una es una niña loca, un cavo suelto, una sonrisa fácil, inquieta, juguetona, inocente, descuidada, que comete errores, que canta y pinta, que juega y pasea y conoce y luego olvida para volverse a maravillar. La otra persona es una niña triste, temerosa de la soledad, aun así se aísla, sonríe poco, no habla en grupos, sólo uno a uno, camina y piensa, piensa y lee, escribe ideas que luego olvida, cartas que entrega y poemas cortos, gusta de la música, pero no sabe nada de ella.

Como pueden haber notado, me desarmo y armo continuamente. Sin el afán de ponerme freno, ni atornillar el perno suelto solicito su acogida, a cambio puedo entregar conversaciones interesantes, mundos complejos, trabajo gratis y cariño a cambio de nada.

Aunque a veces soy gruñona y exigente, sin ser perfeccionista, intentare cuidar estos defectos que me enmonstruecen de cuando en cuando, cuando el estrés, la rutina y la frustración se hacen presentes.

Estudiante de diseño y con algún que otro talento, me defiendo en lo que hago.
Madre de un niño hermoso, busco un futuro digno, agradable y lo más óptimo que pueda encontrar.

No creo que sea estudiosa, ni linda, ni un modelo a seguir; intuitiva y algo salvaje, un poco mística y algo estática así soy yo.
Esperando haber mostrado un reflejo de mi, no sé si acertado, no creo que completo, si lo más fiel a este momento, este segundo que es la vida.